Saturday, November 9, 2013

Letargo.

Ayer te vi bajo una tarde lluviosa, refugiándote bajo una caseta de teléfono.
Te veías confundido, viendo de lado a lado cómo si buscases a alguien. Pasaste tu mirada por mi lado pero no me viste. Intenté moverme para que me encontraras con tus ojos, y me sonríeras. 
Cuando finalmente lo hiciste, dejaste tus ojos en los míos y me observaste atentamente, podía ver tus labios moverse y como te mordías el inferior.

Y de pronto, lo vi en tus ojos. Vi el amor que alguna vez sentí pero ahora ya no me movía. Me distraje con la risa de unos niños detrás mío y al ver nuevamente hacia ti, te habías ido.

Me entró una nostalgia que empezaba a consumirme las venas, una nostalgia por tus besos, y por esas mentiras tuyas que te pintaban las mejillas rojas. Era casi hermoso escucharte inventar historias y ver cómo las dibujabas con tus manos.

Empezé a sentir tus dedos sobre mi pecho, y tu lengua abrazandome la piel. Tus palabras danzando sobre mis oídos y tu parla poniendome en letargo infinito.

Tu presencia era cómo un virus, nada más que un virus. Pero como admiraba tu gentileza al decirme barbaridades de tal forma que me convencías de que yo era la equivocada. Era como mis fantasmas susurrarme canciones de cuna.

Y me mantenías en letargo.

Cómo amaba tu fortaleza, tu elocuencia, la manera en que casi flotabas al caminar por las calles, robando miradas incesantes.

Y un día caíste cómo angel rendido a mis pies, ¡Oh, cómo añoraba tal momento!. Me desperté con tus manos acariciando las mías, y te pregunté quien eras. Podía ver tu boca sufrir, tus pensamientos escritos en toda la habitación. ¿Quién eras?.

Me levanté rápidamente cómo si me llamase una diferente luz.

La nostalgia se iba saliendo de mi, cuando apareciste de nuevo bajo la caseta, ya no eras el mismo ser. Finalmente me sonreíste, y yo volví a caminar bajo esa lluvia de una tarde de Noviembre, fría, desconsolada.

No comments:

Post a Comment