Lo cotidiano.

Jamás entendí al ser humano y su necesidad de ser inmoral e impertinente.
A veces pienso que es su propio mecanismo de defensa.
Cuando miro a mi alrededor y me veo en la desdicha de presenciar lo primitivo, me encuentro contemplando la idea de que quizás pertenezco a otra dimensión.
¿Será que la humanidad no tiene nada que ofrecerme, o seré yo quien no ofrece nada a la humanidad?

Tu amor

El temido olvido de un atardecer infinito, hizo mi piel convertirse en veneno.
Mi mas profundo sentir brota de mi alma mientras el viento susurra mi nombre. Oh, vida mia, que de mi has hecho un venerado suspiro perdido entre tus secretos, permiteme hablar con mi fe, ya que siento su calor al lado mio. Te entrego mi pasion, la cual es mi mas escondido talento. Entre tu mirada encontre mi camino, mi mas sutil deseo: el amor que me acaricia el cuerpo.

No me vuelvas a necesitar.

No me lo vuelvas a pedir, no te das cuenta que eres un esfuerzo inhumano?
No me lo vuelvas a decir, no te das cuenta que tus palabras no son suficientes?
No me lo vuelvas a contar, no te das cuenta que tu silencio vale mas?
No me lo vuelvas a impedir, no te das cuenta que tus lagrimas no tienen caso?
No me lo vuelvas a confesar, no te das cuenta que no te creo?
No me lo vuelvas a repetir, no te das cuenta que ya no quiero escucharte?

Tu Calor

Busque un reloj viejo que alguna vez vi escondido en mi armario, mi anhelo navegaba sobre su obsoleto tiempo, llevando en su travesía el sabor amargo del exquisito veneno de mi cuerpo. Y ahi, sentados bajo la incertidumbre, encontre a los años del ayer, viendome a los ojos, retando a mi alma a ver hacia atrás. Mi convicción era inmensa, mi espiritu se acogía bajo su dogma. Sentí tu piel rozar la mía, mi clamor se sostenía entre tus brazos, y tu credo, me devolvió mi suculento placer; tu beatitud me devolvió mi religión, con los que ahora asevero mi riqueza y fortaleza; entre tus latidos y tu noble virtud, me encontre a mi misma. Y entre la busqueda infinita, encontre un reloj viejo que alguna vez vi escondido en mi armario, me contó sus historias y lo escuche por horas; mientras me extendias tu corazón, acompañado de mi fortuna, me sente a tu lado y me perdí entre tus sentidos, donde me acogí bajo tu calor.